Soeurs de Sainte-Croix

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HERMANA NORMA McDONALD:
El ÉXITO DE UN ENFOQUE MULTICREDO


Norma McDonaldUNA RICA EXPERIENCIA EN EL PAÍS

Norma McDonald se crió en North Vancouver. Ingresó en las Hermanas de Santa Cruz a los veintiún años mientras hacia su bachillerato en educación en la Universidad de Columbia Británica. Al terminar sus estudios, enseñó en el norte de Alberta, en McLennan, durante dos años. Comenzó a hablar francés a partir de los veintiséis años. Para esto, hizo una inmersión total en Mont-Laurier, Quebec. Por sus cualidades de gran deportista, supervisaba, entre otros deportes, el voleibol y el bádminton en la Escuela Polivalente Saint-Joseph. Siguió estudios de teología en Ottawa y enseñó en Sherwood Park, Alberta, antes de asentarse definitivamente en Manitoba donde trabajó inicialmente en la escuela Lagimodière de Lorette y luego en el Colegio Louis-Riel de Saint-Boniface.

ANIMACIÓN PASTORAL

En 1993, el padre Robert Campeau se acercó a la hermana Norma para ofrecerle la animación pastoral de la Universidad. Él vio en ella una cualidad de liderazgo que podría inspirar a la juventud a participar en actividades relacionadas a la fe. “Cada actividad”, explica la Hna. Norma, “favoreció el desarrollo personal y la formación de todas las personas participantes en un proyecto común”. Durante su larga trayectoria con nosotros, la hermana Norma organizó apasionantes actividades, el popular retiro en canoa entre ellas.

MEDALLA DE JUBILEO DE DIAMANTE

En 2012, la Hna. Norma recibió la Medalla de Jubileo de Diamante de la Reina Isabel II por su entrega y dedicación a la colectividad. “En lo que a ella respecta, es evidente que la hermana Norma McDonald recibió esta medalla por toda esa sabiduría de espíritu que lleva donde sea que va”, afirma Raymonde Gagné.

VIAJES, AL EXTRANJERO Y AQUÍ…

Pero la misión de la vida de la hermana Norma no se limita únicamente a las fronteras de Saint- Boniface, ella ha organizado numerosos viajes al exterior para sensibilizar al público estudiantil, en especial a Perú, Mali y Haití, recaudando miles de dólares a beneficio de las personas más necesitadas de nuestra sociedad. Ha podido compartir su sentido de la justicia social y su amor por la vida en el otro extremo del mundo, y regresar cada vez a compartir sus nuevas experiencias de vida en la Universidad de Saint-Boniface.

Cada viaje ha supuesto también una etapa del camino que, curiosamente, ha traído a la hermana Norma de regreso al país. “Consideraba que había injusticias por reparar aquí en casa”, afirma. “Recordaba a esos jóvenes aborígenes de mi infancia, en la Columbia Británica… niñas y niños que dieron a conocer la belleza de su cultura y con quienes tuve amistad”. De ahí nació el proyecto reconciliACTION [reconciliACCIÓN]. Los y las estudiantes y miembros del personal entablaron relaciones con la comunidad aborigen de Hollow Water, en Manitoba, y con tres naciones aborígenes de Tofino, en la isla de Vancouver. “La cultura y la espiritualidad ocuparon un lugar de honor. Todos quedaron profundamente conmovidos por la experiencia”.

CAMBIO DE BENEFICIARIOS-AS

Inicialmente, los estudiantes de la hermana Norma eran sobre todo católicos francófonos de Manitoba. Pero, al cabo de un tiempo, se dio un cambio importante con la llegada de estudiantes internacionales. Ella se siente orgullosa de haber vivido ese cambio, y de haber integrado a diversas personas cristianas, musulmanas, agnósticas y no creyentes a sus actividades. ¿Su congregación permite entonces que una hermana católica implemente este tipo de enfoque? “Sí, perfectamente. Nuestro mensaje invita a la comprensión y a la apertura, tal como hace el mensaje del papa Francisco”. En su opinión, las-los estudiantes y todos los seres humanos son capaces de reunirse en torno a un valor universal, el de ayudar a quienes más lo necesitan. Es por eso que la justicia social ha sido a menudo central en sus proyectos.

BUSCANDO LA ARMONÍA

La búsqueda de un ambiente donde los prejuicios, los miedos y la sensación se sentirse bajo amenaza, abran paso al respeto, la inclusión y la fraternidad ha marcado la carrera de la hermana Norma en su totalidad.

UNA UNIVERSIDAD MUY ESPECIAL

Robin Rooke-Hanke es responsable de la Oficina Internacional de la Universidad, una oficina que ofrece servicios a estudiantes provenientes del extranjero. Ha trabajado nueve años con la hermana Norma. De hecho, lo servicios interculturales de su departamento y lo servicios interreligiosos de la hermana Norma se complementan de maravilla. Considera a la hermana Norma como vital, alegre y brillante. “¡Es un mujer original, llena de bellas intenciones!”, resume. “Acepta a las personas como son… y así avanzamos. Hace ya unos quince años que abrió nuestra capilla a todas y todos”. Robin afirma que la hermana Norma tenía un inmenso privilegio: podía desarrollarse “profundamente” con las-los estudiantes. Por la naturaleza de su trabajo, y a diferencia de otras empleadas-os, nunca tuvo que ir con prisa.

“Todo el mundo reconocía su entusiasmo y su autenticidad. Es seguramente gracias a esta autenticidad que la comunidad francófona en Manitoba la recibió con los brazos abiertos cuando ella, una anglófona de la Columbia Británica, llegó en 1987. Por mi parte, dice Robin, recordaré siempre el día que le presenté a mi esposo. Ella le dijo: ‘¡Ah! ¡Felicidades! ¿Puede ayudarme a mover esta mesa?’ Y es que así se mostraba la hermana Norma: llena de energía, inclusiva, decidida a que las cosas avancen y a obtener ayuda para que lleguemos a conseguirlo juntas-os. Me atrevo a decir que… ¡es una buena hermana de los pies a la cabeza!”.

       
   

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